Nuestra ropa es sinónimo de nuestra
personalidad, de nuestros gustos. O debería serlo. Pero esa afirmación nunca se
ha llegado a cumplir. Hace millones de años, cuando los primeros seres humanos
empezaron a cubrir sus cuerpos, utilizaban pieles y otras cosas que la
naturaleza ponía a su disposición, ya que el objetivo era el protegerse de la
climatología. Con el paso del tiempo, la ropa fue cogiendo otra finalidad:
embellecer.
Pero, ni antes ni ahora la ropa demuestra
quienes somos ya que las modas eligen por nosotros. Es más, no solo llevamos
cosas con las que no nos identificamos, sino que también no sabemos que
significan o de donde provienen esas modas. Por ejemplo, ¿sabemos de donde
provienen los famosos “palestinos” que estaban de moda hace solamente unos
años? El “palestino”, originalmente llamado kufiyya, proviene de Oriente Medio
y Arabia y lo utilizan para proteger su cabeza del frio y del sol. En ambientes
desérticos también puede ser utilizado para proteger la boca y los ojos de la
ventisca y la arena. Muchos árabes ven la comercialización de este accesorio
como un insulto al símbolo tradicionalmente relacionado con la causa palestina.
Por otro lado, algunos consideran la kufiyya como un símbolo de respaldo al
terrorismo, debido a que los terroristas palestinos se fotografiaron con la
kufiyya, olvidándose de que este pañuelo es una prenda de uso milenario en los
países árabes.
Una de las modas que están hoy en día por
todo el mundo es llevar camisetas de grupos de rock y heavy no muy recientes.
Las personas que siguen esta moda, en muchos casos, son niñas adolescentes que
extraña que puedan conocer o que hayan escuchado alguna vez canciones de grupos
como Nirvana, AC-DC o Los Ramones.
Dejando a un lado la ropa podremos encontrar
una de las modas más importantes en este siglo: la moda de los piercings y los
pendientes. Podemos pensar que es una moda nueva. Pero en eso nos equivocamos,
y no lo decimos por los piratas que vemos en las películas con un aro de oro en
una oreja. El piercing es una forma de expresión tan vieja como la cultura, que
ha existido prácticamente en la totalidad de las civilizaciones, pero sobre
todo se relaciona con las tribus africanas, americanas o asiáticas.
Podríamos enumerar otros ejemplos que nos
llevarían a la misma conclusión: nuestra ignorancia a la hora de vestirnos. No
nos vestimos como queremos y no sabemos con que nos vestimos, no somos sino
marionetas al compás de lo que marcan las modas.
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