sábado, 24 de enero de 2015

La época dorada

Los años veinte fue una época de cambios, tanto económicos como sociales, sobre todo en Estados Unidos: la liberación de la mujer, el final de la Primera Guerra Mundial, la diversión, la vida nocturna, la extravagancia y la sofisticación, el despilfarro... Pero estos tiempos, también conocidos como la época dorada, terminaron con la gran depresión, el “crack” de 1929. La moda no fue menos y también vivió cambios importantes, convirtiéndose en uno de los años más trascendentes para la moda femenina.

Para el día, tanto hombres como mujeres, buscaban la comodidad en su vestuario a causa del trabajo. Eso no era una novedad en los hombres, pero sí en las mujeres que comenzaban su incorporación al mundo laboral. Ellas querían parecerse a los hombres, por eso escogían habitualmente trajes “unisex”, buscando masculinizar su imagen.



En la noche dejaban a un lado el trabajo y la responsabilidad para dar paso a la diversión y la extravagancia, surgiendo un espectáculo de lujo con una sofisticación exagerada. Las mujeres llevaban vestidos brillantes con lentejuelas, flecos, pieles y plumas; adornados con boas, tocados y capas. Combinaban colores vistosos como símbolo de la alegría del final de la guerra. Los hombres, por otro lado, como muestra de su dinero adornaban sus trajes con bastones, monóculos y largas boquillas.



Las mujeres de esta época, llamadas “flappers”, son las precursoras de lo que somos en la actualidad. Por lo tanto, esta época es el origen de la mujer moderna. Eran mujeres rebeldes con conductas que se consideraban socialmente incorrectas: fumaban en público, bebían licores, conducían, trabajaban, eran independientes y escuchaban música no convencional: el jazz.

Su estilo se conocía como “garçone”, procedente de la palabra francesa garçon, es decir, hombre. Utilizaban el pelo corto por debajo de las orejas con flequillo y patillas. El peinado más popular era “wavy bob”, ondas de agua. No se maquillaban en exceso, pero sí que lograba llamar la atención de los ojos y de la boca. Esta moda hacía que sus caras resaltaran de más, y para contrarrestar aquello, se empezaron a depilar las cejas extremadamente, consiguiendo así atraer la vista a sus miradas. Para recargar su vestimenta utilizaban perlas y gargantillas de gran valor. Pero, como hemos dicho anteriormente, la diversión y la comodidad eran muy importantes, por lo que utilizaban zapatos de tacón bajo pensados para bailar cómodamente el charlestón y el jazz.

Louise Brook
Teniendo en cuenta que en el siglo veinte el cine estaba en uno de los momentos más altos hasta entonces y la primera televisión acababa de inventarse, las figuras más famosas de este movimiento eran habitualmente estrellas de cine, como Clara Bow, Claudette Colvert o Josephine Baker. Pero, sin duda, el icono de las “flappers” era Louise Brook; una famosa actriz, conocida sobre todo por el papel en “Pandora Box”, de cabello corto negro oscuro y piel clara.


El lujo y la sofisticación de la época dorada terminaron por el mundo financiero en 1929. La bolsa de Estados Unidos tuvo una enorme crisis, creando así pobreza en todo el mundo. Al no tener dinero, la diversión y el despilfarro se quedaron a un lado, y por lo tanto, finalizó una de las épocas más extravagantes en el mundo de la moda. Pero este estilo no ha muerto, ya que algunos diseñadores como Gucci, Chanel y Armani, aun lo siguen utilizando.

Si os atrae este tema no dudes en ver la película “El Gran Gatsby”.  Esta película de 2013 está ambientada en la alta sociedad norteamericana de los años 20. En “El Gran Gatsby” se puede ver perfectamente la sociedad de aquella época, y con ello la moda. El vestuario está muy bien elaborado. Además, algún que otro vestido son copias exactas originales, como uno de Coco Chanel, una de las diseñadoras más importantes de esa época. Aunque la mayoría se encargaron a Miuccia Prada, que hay que admitir que hizo un gran trabajo recreando esa moda tan especial. Aquí os dejamos el tráiler de la película:


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